Es un tema del que se habla comúnmente, todos lo mencionan en la calle, los medios de comunicación se hacen eco de él, pero realmente hay existe la sensación de que nadie supiera qué es realmente, o que no conocieran las verdaderas magnitudes y posibles consecuencias del mismo.
El hecho es que somos muchas personas en el planeta, nunca en la historia ha habido una población tan alta como la que hay hoy en día y esto suena lógico si tomamos en cuenta que nos encontramos en pleno auge tecnológico y que en teoría las condiciones de vida de hoy son mejores de lo que han sido jamás. No obstante la situación es mucho más compleja de lo que parece porque en realidad los países con números exorbitantes de personas son aquellos que tienen o han tenido alguna vez problemas con la pobreza y la hambruna.
La problemática en sí no radica en que haya demasiados individuos, sino en que el exceso tiene como consecuencia una desmejora notable en las condiciones de vida de todos y tiene un impacto notable en el medio ambiente. Es evidente, mientras haya más “bocas que alimentar” habrá que exigir más materia prima, más alimentos, más agua y esto realmente puede ser bastante perjudicial. Esto tiene como consecuencia en muchas veces la explotación desmedida de algunos recursos, e inclusive medidas desesperadas para volver sectores más eficientes, tal y como la alteración genética de algunas especies bien sean animales o vegetales.
Rastrear el origen exacto es tarea imposible porque no estaríamos hablando de una sola causa aislada, sino de un conjunto de factores que han hecho posible el hecho de que haya un aumento repentino y abrupto de población. Aplicando un poco la lógica estos números crecerán si nacen más personas de las que mueren y esto exactamente lo que está pasando hoy en día pero hay un extenso factor socio – cultural ligado al fenómeno. El crecimiento por lo general se da en países pobres, en donde la precariedad llega hasta el punto en que los métodos anticonceptivos no son nada comunes y las familias tienen la costumbre de tener muchos hijos, en algunos casos se sobrepasan los dos dígitos en cuanto a la cantidad de niños y niñas.
Todo esto contrasta fuertemente con las condiciones de vida óptimas que viven los países desarrollados, en los que a diferencia de los del tercer mundo, la cantidad de nacimientos se ha reducido, pero los avances en la medicina y en la ciencia han permitido disminuir la cantidad de muertes (lo que es realmente positivo)
En este punto hay opiniones diferentes y muy divididas; hay quienes afirman que la población crecerá de manera desenfrenada hasta mediados de los años cincuenta de este siglo y luego habrá una especie de decaimiento natural que será consecuencia del progreso y la “nivelación” de los países del tercer mundo.
No obstante, los expertos aconsejan seguir con los planes para “planificar” una reducción de nacimientos de manera inducida. Esto dependerá en muchos casos del lugar en donde se quiera conseguir esto, pero en la mayoría de los casos se hará con políticas que impongan ciertas restricciones tal y como lo hizo China al no permitir que las madres tengan los hijos que quieran.
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