El mundo es un lugar muy grande, en él habitan miles de millones de personas, cada una con características diferentes a la otra y cada grupo con distintos rasgos del otro. Esto no quiere decir que unos sean superiores a otros, sino que sencillamente es un lugar pluricultural en donde las costumbres y la historia no son compartidas en muchos de los casos, pero eso no quita el hecho de que todos pertenezcamos a la misma especie y de que en lo esencial y en lo importante todos seamos realmente iguales.
En la sociedad actual muchos no creen en la igualdad y sienten que las diferencias marcan inferioridad con respecto a los otros individuos. Es así cuando nacen ideas absurdas como la segregación racial o la xenofobia, que desgraciadamente tienen millones de seguidores en el mundo.
Sobre esto podemos notar la presencia de dos conceptos bien marcados: el de etnia y el de nación. Ambos son la piedra angular de las ideas propias de exclusión, pues marcan desde el principio una diferencia con respecto a los demás; es decir, aunque una persona tenga los mismos derechos que la sociedad en la que vive, siempre será diferente por provenir de un determinado sitio y por lucir de una determinada manera, aún sin conocer las virtudes y los defectos del individuo en cuestión.
Es normal entonces preguntarse ¿cuándo van a desaparecer estos conceptos? O al menos ¿Cuándo van a dejar de tener importancia en el mundo actual? siempre habrá uno que otro degenerado que sienta que algunos son inferiores por provenir de un lugar, sin embargo, se pueden hacer muchos avances con respecto a los ciudadanos que sí tienen buenas intenciones.
Algunos expertos consideran que las etnias en sí no deberían tener la importancia que se les da y que lo que se hace hoy en día es aprovecharse de la existencia de este concepto para discriminar en pleno siglo XXI. En sí la identidad que provee esta este concepto no es del todo malo, pues enriquece la cultura de la humanidad; tal es el caso de Bolivia por ejemplo, que cuenta con un montón de etnias diferentes y que tiene una cultura tan propia como diferente entre sí. Entonces no se debe hablar de erradicar el concepto en sí, sino de transformarlo en lo que realmente es: algo positivo (caso similar al que se presentará a continuación)
Cuando nos referimos a naciones el concepto cambia un poco, pues se suele utilizar el lugar de procedencia como un pretexto para excluir a grupos enteros. Esta es una idea sumamente delicada, pues ha dado paso a muchos enfrentamientos y conflictos a lo largo de la historia. Sin ahondar mucho más en el tema solo se puede concluir que nadie merece ser discriminado por haber nacido en uno u otro país y que igual que en el caso anterior se debe mejorar en la medida de lo posible la concepción sobre lo que es y las cosas buenas que trae, para eliminar de una vez por todas las consecuencias indeseables.
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