Los últimos años han representado un auge increíble para la tecnología y esta ha traído consigo un cambio radical en el estilo de vida. La manera en la que el ser humano ha innovado y ha mejorado las técnicas ya existentes es sencillamente impresionante y representará por siempre un antes y un después en la historia. Hay sueños útiles que parecían imposibles hasta hace muy poco pero gracias al ingenio y la voluntad humana se han conseguido materializar.
Uno de estos casos es el de poder crear una impresora en 3D, que permite poder ir más allá del hecho de plasmar en 2D una imagen o una fotografía. Hasta hace poco era algo fácil de considerar imposible, por no decir hasta impensable, pero el paso al que avanza la ciencia no deja de sorprender en ningún momento. Una impresora 3D te crea cualquier elemento en tres dimensiones a partir de cualquier mapa de diseño, cualquier tipo de objeto que puedas imaginar.
Aunque primero hay que dejar muy en claro que esto no es algo tan nuevo como parece, de hecho se remonta a principios de la década pasada; lo que sí es relativamente reciente es de cierta manera la masificación y la posibilidad de comerciar de manera abierta estos artefactos; pues desde el momento en que se comenzaron a vender los estudios han avanzado y los científicos han conseguido crear aparatos más eficientes por un coste mucho menor.
Las implicaciones de momento se concentran en algunos determinados sectores y en algunas profesiones; sin embargo estas mismas tienen relación directa con muchos aspectos de la vida diaria y aunque no es una técnica ampliamente conocida y utilizada, el paso del tiempo le va a permitir tomar el lugar que se merece.
Evidentemente todo dependerá de la utilidad que se le pueda dar, por ejemplo un periodista no utilizará para nada la máquina. Ahora, cuando de posibles ventajas se trata podríamos hablar de algo funcional y de algo estético; en la primera podemos englobar a la medicina y a cualquier estudio que tenga fines intelectuales, y de avances en la calidad de vida o de conocimiento. La segunda encierra a aquellos fines más “artísticos”, en los que la belleza y la precisión juegan un papel fundamental.
Si bien es cierto que la tecnología 3D se utiliza en la salud para realizar tomografías computarizadas por ejemplo y cualquier tipo de herramienta de diagnóstico, existen ideas revolucionarias y que en algunos casos lucen descabelladas (pero posibles) como las de imprimir órganos humanos en un futuro. Esto permitiría que para hacer un trasplante no haya que despojar a otro ser humano de una parte vital de su cuerpo.
En la cocina también se usan este tipo de herramientas; obviamente es algo que aún no ha llegado a las manos de todos pero muchos chefs y compañías actualmente están en capacidad de replicar o mejor dicho de imprimir ciertas figuras o formas con chocolate, y en algunos casos azúcar.
Uno de los casos más interesantes es el de incluir este tipo de tecnologías en los procesos de aprendizaje. Para esto algunos expertos han llegado a crear juegos que estimulen a los niños; en un futuro las implicaciones pueden ser mucho más amplias y tener efectos positivos en todos los aspectos de la cotidianidad.
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