El país norteamericano es diferente al resto del mundo en todos los aspectos. Ellos de cierta manera marcan su propia tendencia y su manera de ver las cosas es única. La idiosincrasia, la política, la democracia, la salud e inclusive el deporte son muy distintos a prácticamente cualquier lugar que se te ocurra.
Evidentemente este último llama muchísimo la atención, pues los estadounidenses siempre han tenido fama de vivir los eventos deportivos a su manera. Es por esto que se ven fenómenos como el del fútbol americano, que llena estadios enteros con capacidad para más de noventa mil personas todos los fines de semana.
Aunado a esto, aman el show y ven todo este mundo como un espectáculo. Es algo que va más allá de cómo lo vemos en prácticamente todo el planeta, en donde prima la competitividad y las ganas de ganar por sobre todas las cosas, pues nosotros lo vemos como una disputa. Pero ellos prefieren muchas veces lo estético, lo extravagante y lo exageradamente llamativo; casos como el del baloncesto de la NBA y su contraste con las ligas FIBA son el ejemplo perfecto.
Prefieren ver luces, fuego, estrellas, proezas imposibles, todo tipo de cosas que le añada ese toque especial a los partidos. Pero hay algo que también los caracteriza: la pasión desenfrenada no se queda solo en el nivel profesional, sino que va más allá: las ligas universitarias son exageradamente populares y seguidas en todo el país.
Esto es algo sumamente interesante, pues en teoría (aunque todos sabemos que esto no es así) el nivel de estos atletas no es tan alto como el de los profesionales; no obstante ellos logran trascender en la sociedad y su fama puede alcanzar la de cualquier deportista en otro país.
Las localidades aman a sus equipos y los integrantes de estos, los pabellones se llenan por completo y los asientos se convierten en una auténtica fiesta. Las razones son complicadas, es algo que va de la mano con su cultura y su sentido de pertenencia e identidad. No es tan fácil de comprender, pero en un país tan grande y diverso a veces hay que aferrarse a algo cuando se vive en un pueblo o ciudad pequeña.
La popularidad alcanza todos los estratos y todas las edades. De esta manera los jóvenes atletas se vuelven fanáticos también de estos equipos, pues sueñan con poder llegar a ese punto y de hecho muchos lo logran. Esto es algo particularmente positivo pues se consigue crear una especie de “respaldo” que funcionará en caso de que la carrera deportiva no tenga el éxito que todos esperan.
Obviamente no todo es bueno, pero en su mayoría es un sistema muy bien planificado en el que los atletas son protegidos de muchas maneras. Por ejemplo, ellos no pueden firmar ningún tipo de contrato comercial, ni pueden percibir ganancias mientras “pertenezcan” a sus universidades; por lo tanto deben esperar pacientemente a que su hora en las ligas profesionales lleguen.
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