La historia política de Costa de Marfil es muy interesante, desde que logró ser una nación independiente pudo disfrutar de treinta años de paz y prosperidad, aunque no con un sistema muy democrático. Todo este tiempo este pequeño país del occidente africano estuvo gobernado por Félix Houphouët-Boigny, quien le brindó prosperidad y oportunidades a su gente.
Durante todo su gobierno el fútbol no se destacó mucho a pesar de la gran fanaticada con la que contaba este país, no obstante por el año de 1992 la selección nacional de Costa de Marfil, mejor conocida entre ellos como Los Elefantes, lograron por primera vez en su historia ganar la copa de África, con un juego bastante emocionante, donde derrotaron a la selección de Ghana con un resultado por penaltis de 11 a 10.
Tras la muerte de su presidente en diciembre de 1993 todo empezó a cambiar, motivado por diferencias sociales y políticas entres sus habitantes, comenzó un odio intenso entre los marfileños de la zona sur y los del norte.
Vinieron etapas de violencia durante toda la década de los noventa, que habían sido contenidas por Félix Houphouët-Boigny en la década anterior. Todo se agravaría para los primeros años del siglo XXI, donde decisiones políticas erradas acrecentaron las diferencias, para que así en el año 2002 comenzara la primera guerra civil de este país.
Paralelamente a esta situación los jugadores de fútbol de Costa de Marfil estaban obteniendo un éxito internacional importante, Didier Drogba era reconocido por su fichaje con el Chelsea, así como Didier Zokora y Romaric que tenían éxito en otras latitudes europeas.
Esto le dio un color diferente a su gente, el fútbol aparecía como un gran sueño para sus habitantes, deseaban no solamente deseaban repetir como campeones de África, sino lograr por primera vez clasificar a la Copa del Mundo.
Este deporte podría significar una pequeña esperanza para un país en guerra, y el milagro ocurriría el 3 de junio de 2007. Drogba le solicitó al presidente Laurent Gbagbo que el juego que tendría Costa de Marfil con y Madagascar lo realizarán en Bouaké. Una solicitud que podría resultar complicada y algo extraña, tomando en consideración que esa zona era donde más concentración tenía las fuerzas rebeldes.
Lo increíble sucedió y el presidente accedió a la solicitud, logrando que en el juego hicieran acto de presencia las partes que se enfrentan desde hace años. Las entradas se agotaron en tiempo record.
El resultado no pudo ser más alentador, los locales anotaron cinco goles, pero también consiguieron que muchas personas en el público llorarán y se curaran de un odio tonto que ocasiona la guerra.
Luego del juego los líderes de las llamadas fuerzas rebeldes lograron ponerse de acuerdo con el presidente constitucional de Costa de Marfil, conllevando a entendimientos y hasta un proceso importante de desarme. Con el tiempo se convocaron elecciones libres y este país, gracias al amor por el deporte, consiguió la calma que tanto anhelaban en silencio.
Lamentablemente para el año 2010 ante un desconocimiento del Presidente Gbagbo por un candidato que ganó en el norte, los rebeldes volvieron a tomar sus armas y dieron inicio a la segunda guerra civil de Costa de Marfil.
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