No es un tema aislado, de hecho es bien conocido alrededor de todo el mundo. Europa está recibiendo una cantidad de inmigrantes bastante alta en comparación con otras regiones. Esto es algo normal, pues las condiciones de vida de los países europeos resultan particularmente atractivas, especialmente para personas que viven en la precariedad de conflictos bélicos como los de Medio Oriente.
No es un problema único; en todo el planeta hay (y ha habido) flujos migratorios altos cuando la situación se vuelve particularmente adversa. Casos como el de Venezuela en la actualidad afectan a toda Latinoamérica.
Muchas personas encuentran preocupante el hecho de que tantos habitantes de Asia y África arriben a sus costas. Se considera que en 2015 tuvo el inicio de la crisis como tal; para este momento habían entrado al continente una cantidad increíble de refugiados, que habían llegado en su mayoría por el Mar Mediterráneo.
Muchos movimientos y partidos políticos se han aprovechado de esto para crear programas políticos en contra de este fenómeno; ellos argumentan que quienes provienen de otros parajes no son personas con buenas intenciones y que el cambio cultural puede terminar siendo perjudicial para todos.
Si bien es cierto que hay refugiados que cometen delitos, esto no hace que todos sean criminales. Lo que sí que se puede concluir fácilmente es que nadie tiene el deber de sufrir una guerra por el simple hecho de haber nacido en donde esta se pelee y que todos aquellos que tengan buenas intenciones y ganas de trabajar se merecen una oportunidad, por pequeña que sea, de rehacer su vida.
Actualmente el número de personas que entran a Europa ha bajado con respecto a años anteriores; sin embargo el flujo sigue ahí y no hay señales de que vaya a parar por completo al menos en el mediano a largo plazo. Lo más lógico sería pensar que al solucionar los conflictos sociales de las zonas más afectadas, muchos preferirían quedarse en sus hogares. El problema es que en la práctica no es tan sencillo como se oye; problemas como los de Siria por ejemplo son sumamente complejos y tienen años de historia.
Por otro lado tampoco se puede dejar pasar a todos. Sí, es cierto que anteriormente dijimos que todos tenían derecho a comenzar desde cero, pero eso no significa que se le dé vía libre a cientos de miles de personas sin saber realmente cuál es su situación y cuáles son sus intenciones; hay una gran diferencia entre ser bueno y ser ingenuo.
Por último es importante resaltar la gran cantidad de personas que fallecen únicamente en el intento de llegar a tierra firme. El mediterráneo se ha cobrado la vida de miles y miles que abordan un barco o una balsa para poder llegar al otro lado.
No hay una solución clara de momento, pero las mentes políticas trabajan para poder traer a la mesa nuevas propuestas que permitan mejorar, aunque con la diversidad de ideas y pensamientos que hay en los parlamentos no será tarea fácil.
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